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jueves, 15 de enero de 2015

Los días felices/ No Ficción /Cuento corto

Algo mío levitaba suavemente por la claridad del cuarto, como entre olas sonrientes, de grandes picos y agua limpia.

Mi ánimo era un niño que jugaba. Un niño al fin.

Me encontré repitiendo la canción una y otra vez. «La música nunca abandona» pensé. Volví a tocar esa guitarra penosa que huía de mis manos y fui feliz.

Me encontré de nuevo como a eso de las 8:00 PM. La sartén a fuego lento me acompañaba a recordar. Hicimos juntos una cena sencilla, de esas que no sorprenden al paladar refinado pero que sí enamoran al que ha tenido la dicha de ser recibido con un plato lleno de comida. Había sido un largo día de trabajo.

Me senté al borde de la cama y me dedique a estudiar. «Debo de estar loco». Nunca pensé que al terminar la universidad me encontraría de cabeza en un hoyo de conejo, buscando conocimiento para compartir.

Y a eso de la medianoche, me paré de aquella cama solo para volverme a sentar. Escribí esto y aquello. Un poema y una tontería agradable, de esas que son para sonreír.

Al día siguiente los carros pasaban ya temprano sin consideración a los que duermen. 
Yo agotado fui a trabajar, con la idea de que entre tanta miseria que se vivía y entre los ocasionales síntomas de depresión, aún quedaban días para ser feliz.

Y había que aprovecharlos.

1 comentario:

  1. "considerando el mundo como es, un dia feliz, es casi un milagro". Maria en 11 minutos.

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